21 junio 2011

La semana pasada, Página Siete dedicaba su editorial a la “Venidera Crisis Energética”. Una parte del mismo centraba su atención en el agotamiento de las reservas bolivianas de petróleo, la inminente disminución de su producción, la consecuente reducción de la refinación de diesel oil y gasolina automotriz, y la obligada y creciente importación de dichos combustibles.

Esa misma semana Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) daba a conocer su Boletín Estadístico Enero – Marzo 2011. En él, como viniendo a ratificar las preocupaciones expresadas en el editorial, se consigna que la producción declinó de 5.160 Barriles por día (BPD) en enero de 2010 a 4.350 BPD en marzo de 2011, equivalente a una declinación del 15% en el lapso de un año. (Ver Cuadro N 1). Como las reservas de petróleo están a punto de agotarse es previsible además una abrupta caída de la producción en 2012.


Esta declinación implica directamente el descenso de la producción nacional de diesel oil y gasolina automotriz. Combustibles de amplio uso en la agroindustria oriental, en la minería, en el transporte interdepartamental, en el transporte pesado nacional e internacional, en la generación eléctrica de más de 70 sistemas aislados, etc. Por este motivo es que el gobierno ha desplegado un sinfín de esfuerzos y recursos para garantizar la importación de diesel oil, cuya incidencia en el presupuesto y en la liquidez del Tesoro General de la Nación (TGN) es “definitivamente insostenible” como esbozó el director de hidrocarburosbolivia.com el 7 de junio pasado.


Esa insostenibilidad se refleja en los siguientes datos. El primer trimestre de 2011 el país recibió 438,70 millones de dólares por Regalías, Participación del TGN e Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH); en tanto en el mismo periodo se destinó 175,84 millones de dólares a la importación de combustibles, monto proporcional al 40% de todos los ingresos por hidrocarburos que recibe el país. (Ver Cuadro 2)

Pero hay más, el total de las regalías y una parte del IDH es destinado a las regiones, por lo que el TGN recibe menos de la mitad del total de ingresos por hidrocarburos (210,99 millones de dólares) (Ver Cuadro 2). Si tomamos en cuenta que a dicho monto también hay que disminuir las partes comprometidas para las Fuerzas Armadas, la Policía, y el Fondo Indígena entre otros, podemos concluir que los ingresos hidrocarburíferos que recibe el TGN no le alcanzan para financiar la importación de combustibles (175,84 millones de dólares); con la agravante que más de la mitad de ese dinero no es recuperado porque que el TGN cubre enteramente el subsidio de los combustibles importados.

Pero la crisis energética, que más que venidera es una realidad, no sólo se refleja en la importación de combustibles que anula el efecto financiero positivo que tuvo la aplicación del IDH, ni en los apremiantes y crecientes costos de su subsidio; sino que, como lo demuestra un estudio realizado en el Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB), también se expresa en que las refinerías y los sistemas de transporte y de almacenaje están trabajando al límite de su capacidad, si es que no han sido ya sobrepasados, en tanto los planes de modernización y ampliación de estos sistemas se encuentran retrasados.

Sin embargo de todo lo mencionado, lo más preocupante es que la actual gestión gubernamental no enfrenta el problema de manera integral. Los gestores de la industria hidrocarburífera boliviana continúan priorizando el desarrollo de yacimientos de gas natural con el fin de garantizar su exportación, dejando en segundo lugar la atención del mercado interno, y más atrás todavía la búsqueda de petróleo en el territorio nacional. Paralelamente, los gestores de las finanzas públicas sólo atinan a proponer que el precio interno de los combustibles debe nivelarse a los precios internacionales, lo que resolvería la parte contable del problema, pero no detendría el descenso de la producción de petróleo, ni contrarrestaría la escasez de combustibles, ni facilitaría el acceso oportuno y equitativo de la población a los mismos.

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