El yacimiento de gas Margarita/Huacaya está llevado a los representantes de Tarija y Chuquisaca a una seria disputa; sensiblemente, en el fondo de las desavenencias que esgrimen los contendientes prima la intención de garantizar la mayor proporción de las regalías para sus regiones. Algo por lo demás lógico y comprensible, pero, en mi criterio falto de consecuencia y muestra de una visión estrecha.
Es falto de consecuencia, porque quienes ahora se enfrentan por una “molécula de gas” y un “milímetro de terreno”, han guardado un sepulcral silencio cuando de la noche a la mañana las reservas bolivianas de gas natural descendieron de 24,7 Trillones de Pies Cúbicos (TCF por sus siglas en inglés) a 9,94 TCF; reducción que, valga anotarlo, sólo ha sido en los megacampos ubicados en Tarija.
La causa de la reducción pudo haber sido la explotación irracional de los megacampos o, como sostuvo el presidente de YPFB, la “manipulación financiera” que obligó a inflar las reservas, o ambas. Si fuera el primer caso, debería determinarse qué mecanismos se aplicaron, quiénes y por qué los asumieron, incluso debería cuantificarse el daño económico que ello representó; si fuese el segundo, debería identificarse quienes falsearon la información que llevo a error al Estado. Sin embargo, nada de esto han hecho las actuales autoridades de YPFB, ni siquiera han presentado un Informe de Certificación de Reservas completo, solo se han limitado a entregar una cifra. Por supuesto, los dirigentes tarijeños y chuquisaqueños no han elevado ningún reclamo ni se han enfrentado con nadie por este motivo, y mucho menos han exigido a YPFB que cumpla sus obligaciones.
Es ese marco, ¿Qué certeza hay que las reservas existentes en Margarita/Huacaya son las que realmente reporta Repsol? ¿Acaso no es esta empresa la que el año 2006 redujo el volumen de sus reservas anotadas ante la bolsa de valores estadounidense, y por ese motivo enfrento conflictos legales? Encima, Carlos Villegas, en contra de la normativa vigente, ha anunciado que este año no se certificará las reservas. Por todo esto me pregunto ¿Qué base real tiene enfrentados a tarijeños y chuquisaqueños?
Al parecer los actuales dirigentes regionales y, más todavía, las actuales autoridades del sector, cuando se trata de resolver y enfrentar los grandes problemas de la industria hidrocarburífera nacional prefieren bajar la cabeza o torcer la mirada a otro lado, pero cuando se trata de disputarse las migajas que la industria reporta están dispuestos a ir “hasta las últimas consecuencias” y a jugarse la vida en ello.
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