22 julio 2016

El viernes 15 del presente, Página Siete ha reproducido la afirmación del exembajador de Bolivia ante las Naciones Unidas Pablo Solón que, en relación al proyecto hidroeléctrico de El Bala, decía: “6.000 millones de dólares de inversión para generar 3.600 MW. Es un costo de 1,6 millones de dólares por megavatio. Actualmente en Brasil, con una radiación solar de un tercio de la que existe en los Andes bolivianos, se está construyendo plantas de energía fotovoltaica a un costo de 1,1 millones por megavatio”.
"Piensa verde". Caricatura de Bonil. Revista Gestión 09/03/2010 

Esta afirmación, por su forma y por la evidencia que presenta, parece ser conclusiva respecto a que la energía solar es económica y financieramente más factible que la hidroeléctrica; pero… ay…, es una afirmación completamente errada.

El error radica en que Solón compara el costo de capacidad instalada por megavatio en cada planta, un indicador referencial aunque nada definitorio respecto a la viabilidad económica y financiera de un proyecto eléctrico; lo realmente concluyente y lo que importa es la cantidad de energía que esa capacidad instalada puede llegar a producir, y eso depende de las horas de trabajo que cada planta pueda realizar.

Por ejemplo, si tanto la central hidroeléctrica como el parque fotovoltaico cuentan con una capacidad instalada de un megavatio, pero la primera trabaja 24 horas y a plena capacidad, y la segunda a lo sumo 10 horas y con capacidad variable en función a la intensidad de la radiación solar, con seguridad el costo del megavatio producido en la primera será menor al producido en la segunda; aunque, eventualmente, el costo de instalación de la primera haya sido levemente más alto.

En relación a los costos de generación eléctrica a nivel internacional, en general, puede decirse que la hidroelectricidad es más barata, luego está la termoelectricidad, y les siguen la eólica, la solar y, más atrás, la biomasa y la geotermia. Si bien, para hacer una comparación adecuada, en cada caso hay que tomar en cuenta la especificidad de las tecnologías de aprovechamiento, la escala para las que son formulados los proyectos, el precio de los combustibles fósiles, entre otros factores, podemos decir que los patrones de costos y de precios internacionales se repiten en Bolivia. Por lo que es errado pensar o dar a entender que, por ejemplo, la energía solar fotovoltaica puede ser más barata que la hidroeléctrica.

Llamo la atención sobre este punto porque el desconocimiento del verdadero alcance de las energías renovables, de sus posibilidades reales de aplicación, de los costos y las transformaciones sociales que implica, están en la base de las concepciones de Solón.

No, no estoy exagerando. Por ejemplo, en su libro ¿Es posible el Vivir Bien? Reflexiones a Quemarropa sobre Alternativas Sistémicas, que salió a luz el pasado junio, dice:

“En el caso boliviano, si un fracción de los miles de millones de dólares de fondos públicos que se están invirtiendo en exploraciones petrolíferas y gasíferas se invirtiera en energía solar y eólica comunitaria no solamente se podría satisfacer toda la demanda nacional sino incluso se podría pensar en exportar energía eléctrica limpia en vez de seguir vendiendo combustibles fósiles que calientan aún más el planeta”.

Voy a dejar de lado los errores económicos y financieros que implica la frase, para llamar la atención sobre esa ridiculez de energía “eólica comunitaria”. Digo ridiculez porque para que haya energía eólica no es suficiente que haya viento; de seguro que en todas las comunidades del país hace viento, con más fuerza y recurrencia en algunas épocas, pero para generar energía eólica se requiere que el viento sea permanente y a una velocidad relativamente constante.

De hecho, la mayoría de los generadores eólicos funcionan de manera óptima con vientos permanentes que corren alrededor de 10 metros por segundo (m/s). De acuerdo con el estudio Atlas Eólico de Bolivia (3TIER, 2009) sólo existen cuatro zonas donde el correr del viento cumple esas características y puede aprovecharse para generar energía eléctrica. Uno de esos lugares es la región de Qollpana, dónde el viento corre en un rango de 9,5 y 14 m/s, motivo por el cual se ha instalado el primer parque eólico de Bolivia en dicho lugar. Valga dejar anotado que el promedio nacional de la velocidad de los vientos se encuentra en alrededor de 4 m/s.

En ese contexto pensar que las comunidades pueden generar este tipo de energía induce, no a una alternativa sistémica sino a un error sistémico, que más adelante puede convertirse en un slogan inútil.

Lo más grave, sin embargo, es lo de “exportar energía eléctrica limpia”. Al parecer Solón desconoce que la utilización de las fuentes de energía renovable es técnica y financieramente factible sólo en un contexto de aprovechamiento local; comunitario, si prefiere. Este no es un capricho ideológico, ni nada por el estilo, sucede que las leyes de la Física y las condiciones económicas lo imponen así.

En efecto, en cada ecosistema existen una serie de fuentes de energía renovable (en Bolivia solar, hídrica y biomasa principalmente) que comparadas con las mega hidroeléctricas y termoeléctricas, pueden considerarse de pequeña escala, pero que son suficientes y perfectamente aprovechables en distancias cortas que no demandan excesivos costos de transporte o directamente conectados a la red local o del hogar. Es lo que se conoce como Generación Distribuida, aunque no hay coincidencia plena en el concepto, subyace en el mismo una visión opuesta a la forma de generación eléctrica centralizada que prima actualmente.

Por esto también se concibe que las energías renovables no son una alternativa al petróleo, sino una alternativa de organización social, su utilización exige que los seres humanos cambiemos muchos de nuestros hábitos y pensemos en ciudades y comunidades energéticamente inteligentes y eficientes.

La única manera de “exportar energía eléctrica limpia”, como quiere Solón, es como lo conciben los actuales funcionarios de gobierno: por medio de las mega-hidroeléctricas. Pero, por el impacto ambiental que implica este tipo de construcciones, es muy discutible si puede considerarse como limpia la energía que generan; es más, como la vida útil de este tipo de hidroeléctricas tiene un final, hay muchos que discuten si aún pueden considerarse como renovables.

“Cuidado con lo que deseas… se te puede cumplir” dice el refrán que habría que recordarle a Solón, pues, su deseo de “exportar” sólo puede lograrse realizando aquello a lo que dice oponerse.

Volviendo a la frase transcrita líneas arriba, me sorprende cómo una persona puede sintetizar tantos errores en un solo párrafo. Lo jocoso es imaginar cómo este señor, cuando representaba al país en las Naciones Unidas y vertía este tipo de afirmaciones, era el hazmerreír de sus interlocutores. Lo lamentable es que Pablo Solón no es el único.

Él sólo es el prototipo de la mayoría de los ecologistas, ambientalistas, anticapitalistas y antisistema que hoy día existen en el país. En mi criterio, gente que en el pasado ha utilizado el discurso ecológico y ahora utiliza el de las energías renovables como una fuente de financiamiento para su vivir bien; gente que ha hecho una cuasi religión de ello; gente que dice promover y defender las energías renovables, pero que no sabe/no tiene el más mínimo sustento científico, técnico y económico para ello.

Es, precisamente, de esa gente que hay que defender el aún incipiente movimiento a favor de la aplicación de las energías renovables y el ecologismo.

Por supuesto, que estoy en contra de que se destruya el ecosistema en el que se encuentra el estrecho de El Bala, más aún si se trata de un incierto proyecto de exportación de electricidad; por supuesto, que apoyo y promuevo la utilización de las energías renovables; pero soy un convencido de que el discurso fofo y vacío no es la forma de hacerlo.

Gustavo Rodríguez Cáceres
Cochabamba, 22 de julio de 2016

3 comentarios :

  1. Muy bien Gustavo. Me encanto tu nota, no solo por su expresivo título, sino por su metodología para explicar en forma ordenada y pedagógica su alcance y desarrollo. Este tipo de notas son de suma importancia en el momento actual y sirven para analizar alternativas y ampliar conocimientos

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    1. Muchas gracias Jorge!!! Tu opinión siempre es un aliciente.

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    2. El tema de las energías renovables, que tu tan bien conoces, vale la pena de debatirlo en un Seminario que como Decano de Ingeniería de la Universidad Privada Domingo Savio (UPDS) regional Cochabamba, estoy dispuesto a propiciarlo. Espero tu comentario al respecto

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