15 junio 2009

Por Gustavo Rodríguez Cáceres

Los últimos años todos los bolivianos, particularmente los asiduos a los periódicos y a los noticiosos radiales y televisivos, hemos estado sometidos a una andanada de comunicados y pronunciamientos denunciado los atentados a la libertad de expresión y a la libertad de prensa; paralelamente hemos recibido un sin fin de artículos de opinión y arengas en defensa de estos principios democráticos, que además y muy lamentablemente han sido acompañados de inefables loas al periodismo independiente. Sensiblemente, una gran ausencia en esta parafernalia mediática a favor de la libertad de expresión ha sido la defensa, la valorización y la consideración del derecho a la información. Esta ausencia no es nada casual, puesto que los principales defensores de la libertad de prensa y el periodismo independiente, son los que cada día y noticia a noticia crucifican el derecho a la información.

La evidencia que respalda esta afirmación es tan abundante, que el problema radica en decidir cuál de los casos y ejemplos es el más paradigmático. Aquí optamos por revisar el tratamiento periodístico que La Razón, medio de comunicación escrito, perteneciente a la transnacional española Grupo PRISA, a hecho de los acontecimientos acaecidos en Pando el 11 de septiembre de 2008.

Desinformación y tergiversación de los hechos

Al día siguiente de los acontecimientos, el 12 de septiembre, el titular principal de La Razón decía: “Choque de masistas y cívicos deja ocho muertos en Pando”, en la introducción de dicho artículo sostenía:

El choque se inició en la madrugada de ayer en la localidad de Porvenir, donde campesinos afines al MAS planeaban reunirse en un ampliado. Funcionarios de la Prefectura trataron de impedir el encuentro interceptándolos”.

Una revisión al detalle del artículo en cuestión muestra además la meticulosidad de los redactores de La Razón para dejar sentado que fue un enfrentamiento y no una masacre. Meticulosidad que también se presenta en otros titulares y artículos posteriores, que están llenos de frases como estas: “ambos grupos usaron armas de fuego”, “la muerte llega en medio de duras batallas entre civiles”, “El enfrentamiento entre campesinos del Movimiento al Socialismo (MAS) y grupos de la Prefectura de Pando provocó la muerte de al menos ocho ciudadanos bolivianos”, “para el gobierno fue una masacre y no un choque”.

Es evidente que el uso de las palabras “enfrentamiento” y “choque” buscaba la descripción suavizada y expresión con aminorada gravedad de lo que en verdad fue una matanza[1]. No obstante, nuestra intención no es discutir el enfoque o, mejor dicho, posicionamiento noticioso de La Razón, por lo demás, totalmente comprensible si tomamos en cuenta que el eslogan de “periodismo independiente” sólo es un eufemismo para ocultar que los medios de comunicación también persiguen intereses políticos y económicos. Por el contrario, respetando los derechos a la libre expresión y a la libertad de prensa de los cuáles goza este medio, considero que perfectamente puede pronunciarse sobre todos los asuntos que le convenga, alinearse con un sector político (sea gubernamental o no), y dar a las noticias el tratamiento que mejor le parezca, mas no puede y no debe atentar al derecho humano a la información.

A tal punto llegó la desinformación impulsada por La  Razón que tergiversó las declaraciones de sus entrevistados para demostrar que hubo enfrentamiento. Veamos, en el artículo “Suman once los muertos en Pando, 9 por impacto de bala” publicado el 13 de septiembre, en la introducción resaltada indican: “Existen varias versiones del suceso, al igual que la certeza de que ambos bandos utilizaron armas de fuego”, revisado el artículo encontramos la siguiente frase correspondiente al periodista de La Razón:

“Una dirigente campesina de la región de Puerto Rico, que participó en los enfrentamientos de la localidad de Porvenir el jueves, fue entrevistada ayer por Radio Patria Nueva; y, sin identificarse, relató parte de los hechos y aseguró que sus compañeros también usaron armas”.

Inmediatamente después en la nota se transcribe la cita textual de la dirigente campesina, que dice:

“...Algunos compañeros se han metido a las casas (cuando escapaban de los cívicos), no han querido diálogo, no han querido nada, cuando llegaron las volquetas, de allá nomás nos han lanzado las balas y, tatatata, ha sido el largo de la bala, nosotros hemos corrido, porque no teníamos armas..., entonces mis compañeros han disparado por donde han podido...”, afirmó.” (La razón, 13 de septiembre de 2008)

Como puede verse la declaración real de la dirigente es: “nosotros nos hemos corrido porque no teníamos armas”. ¿Entonces en qué evidencia se apoyan los señores de La Razón para indicar que “hay certeza de que ambos bandos utilizaron armas”; o peor, asegurar que la dirigente campesina reconoció que sus compañeros utilizaron armas? ¿Será posible que los reporteros de La Razón sean tan ineptos y apoyen su aseveración en la última frase transcrita de la dirigente campesina? Por si las dudas, tal vez sea necesario aclarar a estos señores que la frase “salir disparando” es de uso común en Bolivia para indicar que uno sale de prisa, corriendo o apresurado, y no con un arma en las manos y echando tiros a diestra y siniestra. Es más si no descontextualizamos la entrevista podemos asumir que la dirigente campesina se refería a que sus compañeros huían del tiroteo al cual los habían sumido, para decirlo en términos de La Razón, “los cívicos”.

En la misma nota encontramos otro párrafo que pudo haber dado pie a las aseveraciones de enfrentamiento que sostiene La Razón, que dice:

“Al respecto, el comandante de la Policía, Silvio Magarzo, también confirmó a este medio que el choque fue a balazos, aunque aclaró que, como ambos bandos estaban armados, los disparos ‘iban por todas partes’”.

Nótese que la única frase textual del comandante es “iban por todas partes”, todo lo demás corresponde a una afirmación gratuita del redactor de La Razón. Gratuidad que confirmamos en la entrevista realizada a Silvio Magarzo que recién fue publicada el 16 de septiembre, en la cual el reportero de La Razón pregunta textualmente “¿Fue un enfrentamiento más que una emboscada?" Y el entrevistado responde:

“No, porque también se ve que dispara la gente que está a los alrededores. Los campesinos se cubren en un tractor y en unas dos camionetas que estaban allí, y contra eso arremeten. Entonces prácticamente a ellos no les dieron oportunidad, si es que hubiesen tenido armas, de poder defenderse. Prácticamente les empezaron a disparar de todas direcciones a ellos, que se encontraban agrupados en ese lugar. Es decir, no fue un enfrentamiento de igual a igual, que ambos hubiesen sacado armas y se habrían disparado. Los campesinos estaban más agrupados, trataron de escapar o refugiarse” La Razón, 16 de septiembre de 2008).

Como puede verse Margarzo niega que haya habido “enfrentamiento” en el sentido que La Razón quiere dar a estos hechos, y por el contrario afirma que “no les dieron oportunidad, si es que hubiesen tenido armas”. Para el colmo la entrevista es publicada con el siguiente titular: “Venían balas de diferentes direcciones”, puesto expresamente con la intencionalidad de fortalecer la “teoría” del enfrentamiento que La Razón venía promoviendo en días previos, antes que respetar el sentido de las palabras del entrevistado o resaltar puntos más sustanciales para el conocimiento de los acontecimientos por la población en general.

Ésta es sólo una pequeña muestra de cómo manejan la información estos señores, pues sería largo de enumerar todas las noticias tergiversadas, denuncias menoscabadas de un bando y sobrevaloradas del otro, espacios otorgados extensos para unos y estrechos para otros, además de dar lugar a opiniones sesgadas que promovían la desinformación sobre este asunto.

La Razón en contra de la soberanía nacional

La desinformación y tergiversación no se debe a la ineptitud e incapacidad de los periodistas de un medio de comunicación, sino al hecho de que un medio normalmente persigue intereses comerciales y políticos, por lo que es ilusorio pensar en la existencia de una “prensa independiente”. En ese sentido el tratamiento que La Razón dio a los acontecimientos de el Porvenir correspondía con su identificación con los movimientos mal llamados autonomistas, que en el mes de septiembre de 2008 habían desatado una ola de bloqueos y toma de instituciones que el gobierno califico como “golpe cívico prefectural”.

Al margen de si estamos de acuerdo o no con la caracterización que el gobierno hizo de los hechos, lo evidente es que se armó toda una tramoya regional que no sólo evitará el llamado al Referendo Constituyente, sino que intentaba mostrar un país con fuertes enfrentamientos civiles, prácticamente ingobernable y con un gobierno incompetente para encauzar el diálogo. En ese marco, La Razón también se empeño en esta tarea de convulsionar el país, no sólo con la desinformación desatada, sino con su toma de posición política frente a los acontecimientos, cuyo mayor extremo, en mi criterio se expreso en el editorial del viernes 12 de septiembre, titulado “Mediación urgente para frenar la crisis”, en la cual a título de que el país y las partes en conflicto eran incontrolables sugería la imposición de un Protectorado[2] para Bolivia. Veamos la cita textual:

 “En estas circunstancias, no se percibe otro modo de evitar más sangre derramada entre hermanos que acudir a la mediación de países amigos u organismos internacionales. No es lo mejor que podía suceder —el caso haitiano es desgraciado—, pero si nuestra capacidad de diálogo es nula y nuestras ansias de confrontación son tan intensas, alguien tiene que detener lo que se anuncia como trágico. América Central tuvo que aceptar la presencia de soldados con la bandera de la ONU para menguar la guerra; la paz de Dayton, en los Balcanes, con la participación del presidente Bill Clinton, evitó miles de víctimas inocentes... Las cartas de la ONU y la OEA prevén medidas excepcionales cuando los enfrentamientos son inminentes; y Bolivia es suscriptora de ambos instrumentos…

…Si el Gobierno y la oposición no están dispuestos a frenar a sus grupos de choque, sin facilitadores nacionales con plena confianza de ambas partes, no queda sino recurrir a actores neutrales, que garanticen una tregua real y hagan marchar el país hacia una democracia tolerante y de respetos recíprocos”.

Aun tengo dudas respecto a cuanta gente participó de los hechos, pues fui testigo visual de las tomas de instituciones en Tarija, donde fueron realizadas por grupos reducidos de no más de 20 personas cada uno, aunque los medios de comunicación intentaron mostrar las mismas como grandes movilizaciones de toda la población. No obstante estoy seguro, que gran parte del conflicto fue más mediático que real; lo evidente era que el país no estaba al borde del abismo y la lucha de los mal llamados autonomistas ni siquiera se asemejaba  a la desatada por los alteños en octubre de 2003. ¿Entonces cuál la intención de La Razón de distorsionar los hechos y sugerir un protectorado?

En concreto, tenemos aquí un medio de comunicación que dice defender la democracia y los derechos humanos, que dice trabajar por el país y su población, pero que no dudó ni dudaría en tergiversar los hechos, distorsionar la información y apoyar el recorte de la soberanía nacional, si así corresponde con sus intereses e intenciones.

El descuido del Derecho a la Información

Lo cierto es que no es sólo La Razón, sino el conjunto de los medios de comunicación empresariales, quienes cada día violan el derecho a la información en Bolivia y, como dijimos al principio a título de defender la libertad de expresión y de prensa. Es más, en nuestro criterio, las violaciones son más flagrantes desde octubre de 2003, fecha en la que podríamos decir que se inicia el proceso de cambio, que valga aclararlo, es más profundo y con objetivos más amplios que los propugnados por el gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS).

Lamentablemente, nadie se atreve a poner el cascabel al gato. Aunque el artículo 106 de la nueva Constitución Política del Estado señala que el Estado garantiza el derecho a la información, en el 107, parágrafo II,  se estipula la autoregulación de los medios de comunicación, lo que hace que lo primero sea una simple declaración sin efecto alguno; pues, como demuestra la experiencia de los observatorios y comités de ética del ejercicio periodístico, la autoregulación es una mentira.

En verdad es hora de que se legisle y regule el derecho a la información así como la libre expresión y la libertad de prensa. De tal manera que el ejercicio de un derecho no menoscabe el ejercicio del otro, como actualmente acontece. Camino en el cual con seguridad nos encontraremos con la férrea oposición de los empresarios de la comunicación, de los grupos de poder y de todos aquellos que medran de la desinformación y el manipuleo de la información.


Publicado en Artículo Primero en enero de 2010


[1] Al parecer, los redactores de La Razón, no se percataron que con su particular forma de ver las cosas echaban al tacho de la basura cientos de años de evolución de la lengua española, que ha creado palabras como masacrar para definir la comisión de “una matanza humana o asesinato colectivos”; y masacre, para definir una “matanza de personas, por lo general indefensas, producida por ataque armado o causa parecida” (RAE, 2005).

[2] El protectorado es una figura de la diplomacia internacional, que encarga a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a otros organismos internacionales, el gobernar y administrar de forma temporal un Estado o parte de él, que se encuentre en conflicto, con el objetivo final de convertirlo en una sociedad democrática y liberal, respetuosa de los derechos humanos y de la economía de mercado.

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