Por Gustavo
Rodríguez Cáceres
Los últimos años todos los bolivianos, particularmente
los asiduos a los periódicos y a los noticiosos radiales y televisivos, hemos estado
sometidos a una andanada de comunicados y pronunciamientos denunciado los
atentados a la libertad de expresión y a la libertad de prensa; paralelamente hemos
recibido un sin fin de artículos de opinión y arengas en defensa de estos
principios democráticos, que además y muy lamentablemente han sido acompañados
de inefables loas al periodismo independiente. Sensiblemente, una gran ausencia
en esta parafernalia mediática a favor de la libertad de expresión ha sido la defensa,
la valorización y la consideración del derecho a la información. Esta ausencia
no es nada casual, puesto que los principales defensores de la libertad de
prensa y el periodismo independiente, son los que cada día y noticia a noticia
crucifican el derecho a la información.
La evidencia que respalda esta afirmación es tan
abundante, que el problema radica en decidir cuál de los casos y ejemplos es el
más paradigmático. Aquí optamos por revisar el tratamiento periodístico que La Razón , medio de comunicación
escrito, perteneciente a la transnacional española Grupo PRISA, a hecho de los
acontecimientos acaecidos en Pando el 11 de septiembre de 2008.
Desinformación y
tergiversación de los hechos
Al día siguiente de los acontecimientos, el 12 de
septiembre, el titular principal de La
Razón decía: “Choque de masistas y cívicos deja ocho muertos
en Pando”, en la introducción de dicho artículo sostenía:
“El choque se inició en la
madrugada de ayer en la localidad de Porvenir, donde campesinos afines al MAS
planeaban reunirse en un ampliado. Funcionarios de la Prefectura trataron de
impedir el encuentro interceptándolos”.
Una revisión al detalle del
artículo en cuestión muestra además la meticulosidad de los redactores de La Razón para dejar sentado que
fue un enfrentamiento y no una masacre. Meticulosidad que también se presenta
en otros titulares y artículos posteriores, que están llenos de frases como
estas: “ambos
grupos usaron armas de fuego”, “la muerte llega en medio de duras batallas
entre civiles”, “El enfrentamiento entre campesinos del Movimiento al
Socialismo (MAS) y grupos de la
Prefectura de Pando provocó la muerte de al menos ocho
ciudadanos bolivianos”, “para el gobierno fue una masacre y no un choque”.
Es evidente que el uso de las palabras “enfrentamiento” y
“choque” buscaba la descripción suavizada y expresión con aminorada gravedad de
lo que en verdad fue una matanza[1].
No obstante, nuestra intención no es discutir el enfoque o,
mejor dicho, posicionamiento noticioso de La Razón, por lo demás, totalmente
comprensible si
tomamos en cuenta que el eslogan de “periodismo independiente” sólo es un
eufemismo para ocultar que los medios de comunicación también persiguen
intereses políticos y económicos. Por el contrario, respetando
los derechos a la libre expresión y a la libertad de prensa de los cuáles goza
este medio, considero que perfectamente puede pronunciarse sobre todos los
asuntos que le convenga, alinearse con un sector político (sea gubernamental o
no), y dar a las noticias el tratamiento que mejor le parezca, mas no puede y
no debe atentar al derecho humano a la información.
A tal punto llegó la
desinformación impulsada por La Razón que
tergiversó las declaraciones de sus entrevistados para demostrar que hubo
enfrentamiento. Veamos, en el artículo “Suman
once los muertos en Pando, 9 por impacto de bala” publicado el 13 de
septiembre, en la introducción resaltada indican: “Existen
varias versiones del suceso, al igual que la certeza de que ambos bandos
utilizaron armas de fuego”,
revisado el artículo encontramos la siguiente frase correspondiente al
periodista de La Razón:
“Una
dirigente campesina de la región de Puerto Rico, que participó en los
enfrentamientos de la localidad de Porvenir el jueves, fue entrevistada ayer
por Radio Patria Nueva; y, sin identificarse, relató parte de los hechos y aseguró que sus compañeros también usaron
armas”.
Inmediatamente después en la nota se
transcribe la cita textual de la dirigente campesina, que dice:
“...Algunos compañeros se han
metido a las casas (cuando escapaban de los cívicos), no han querido diálogo,
no han querido nada, cuando llegaron las volquetas, de allá nomás nos han
lanzado las balas y, tatatata, ha sido el largo de la bala, nosotros hemos
corrido, porque no teníamos armas...,
entonces mis compañeros han disparado
por donde han podido...”, afirmó.” (La razón, 13 de septiembre de 2008)
Como puede verse la
declaración real de la dirigente es: “nosotros nos hemos corrido porque no
teníamos armas”. ¿Entonces en qué evidencia se apoyan los señores de La Razón
para indicar que “hay certeza de que ambos bandos utilizaron armas”; o peor,
asegurar que la dirigente campesina reconoció que sus compañeros utilizaron
armas? ¿Será posible que los reporteros de La Razón sean tan ineptos y apoyen
su aseveración en la última frase transcrita de la dirigente campesina? Por si
las dudas, tal vez sea necesario aclarar a estos señores que la frase “salir
disparando” es de uso común en Bolivia para indicar que uno sale de prisa,
corriendo o apresurado, y no con un arma en las manos y echando tiros a diestra
y siniestra. Es más si no descontextualizamos la entrevista podemos asumir que
la dirigente campesina se refería a que sus compañeros huían del tiroteo al cual
los habían sumido, para decirlo en términos de La Razón, “los cívicos”.
En la misma nota encontramos
otro párrafo que pudo haber dado pie a las aseveraciones de enfrentamiento que
sostiene La Razón, que dice:
“Al respecto, el
comandante de la Policía, Silvio Magarzo, también confirmó a este medio que el
choque fue a balazos, aunque aclaró que, como ambos bandos estaban armados, los
disparos ‘iban por todas partes’”.
Nótese
que la única frase textual del comandante es “iban por todas partes”, todo lo
demás corresponde a una afirmación gratuita del redactor de La Razón. Gratuidad
que confirmamos en la entrevista realizada a Silvio Magarzo que recién fue
publicada el 16 de septiembre, en la cual el reportero de La Razón pregunta
textualmente “¿Fue un enfrentamiento más
que una emboscada?" Y el entrevistado responde:
“No, porque también se ve que dispara la gente que está a los alrededores. Los campesinos se cubren en un tractor y en unas dos camionetas que estaban allí, y contra eso arremeten. Entonces prácticamente a ellos no les dieron oportunidad, si es que hubiesen tenido armas, de poder defenderse. Prácticamente les empezaron a disparar de todas direcciones a ellos, que se encontraban agrupados en ese lugar. Es decir, no fue un enfrentamiento de igual a igual, que ambos hubiesen sacado armas y se habrían disparado. Los campesinos estaban más agrupados, trataron de escapar o refugiarse” La Razón, 16 de septiembre de 2008).
Como puede verse Margarzo
niega que haya habido “enfrentamiento” en el sentido que La Razón quiere dar a
estos hechos, y por el contrario afirma que “no les dieron oportunidad, si es
que hubiesen tenido armas”. Para el colmo la entrevista es publicada con el siguiente
titular: “Venían balas de diferentes direcciones”, puesto expresamente con la
intencionalidad de fortalecer la “teoría” del enfrentamiento que La Razón venía
promoviendo en días previos, antes que respetar el sentido de las palabras del
entrevistado o resaltar puntos más sustanciales para el conocimiento de los
acontecimientos por la población en general.
Ésta es sólo una pequeña
muestra de cómo manejan la información estos señores, pues sería largo de
enumerar todas las noticias tergiversadas, denuncias menoscabadas de un bando y
sobrevaloradas del otro, espacios otorgados extensos para unos y estrechos para
otros, además de dar lugar a opiniones sesgadas que promovían la desinformación
sobre este asunto.
La Razón en contra de la soberanía nacional
La desinformación y
tergiversación no se debe a la ineptitud e incapacidad de los periodistas de un
medio de comunicación, sino al hecho de que un medio normalmente persigue
intereses comerciales y políticos, por lo que es ilusorio pensar en la
existencia de una “prensa independiente”. En ese sentido el tratamiento que La
Razón dio a los acontecimientos de el Porvenir correspondía con su
identificación con los movimientos mal llamados autonomistas, que en el mes de
septiembre de 2008 habían desatado una ola de bloqueos y toma de instituciones
que el gobierno califico como “golpe cívico prefectural”.
Al margen de si estamos de
acuerdo o no con la caracterización que el gobierno hizo de los hechos, lo
evidente es que se armó toda una tramoya regional que no sólo evitará el
llamado al Referendo Constituyente, sino que intentaba mostrar un país con
fuertes enfrentamientos civiles, prácticamente ingobernable y con un gobierno
incompetente para encauzar el diálogo. En ese marco, La Razón también se empeño
en esta tarea de convulsionar el país, no sólo con la desinformación desatada,
sino con su toma de posición política frente a los acontecimientos, cuyo mayor
extremo, en mi criterio se expreso en el editorial del viernes 12 de
septiembre, titulado “Mediación urgente para frenar la crisis”, en la cual a
título de que el país y las partes en conflicto eran incontrolables sugería la
imposición de un Protectorado[2]
para Bolivia. Veamos la cita textual:
“En estas circunstancias,
no se percibe otro modo de evitar más sangre derramada entre hermanos que
acudir a la mediación de países amigos u organismos internacionales. No es lo
mejor que podía suceder —el caso haitiano es desgraciado—, pero si nuestra capacidad
de diálogo es nula y nuestras ansias de confrontación son tan intensas, alguien
tiene que detener lo que se anuncia como trágico. América Central tuvo que
aceptar la presencia de soldados con la bandera de la ONU para menguar la guerra; la
paz de Dayton, en los Balcanes, con la participación del presidente Bill
Clinton, evitó miles de víctimas inocentes... Las cartas de la ONU y la OEA prevén medidas
excepcionales cuando los enfrentamientos son inminentes; y Bolivia es
suscriptora de ambos instrumentos…
…Si el Gobierno y
la oposición no están dispuestos a frenar a sus grupos de choque, sin
facilitadores nacionales con plena confianza de ambas partes, no queda sino
recurrir a actores neutrales, que garanticen una tregua real y hagan marchar el
país hacia una democracia tolerante y de respetos recíprocos”.
Aun tengo dudas respecto a cuanta gente participó de los hechos,
pues fui testigo visual de las tomas de instituciones en Tarija, donde fueron
realizadas por grupos reducidos de no más de 20 personas cada uno, aunque los
medios de comunicación intentaron mostrar las mismas como grandes
movilizaciones de toda la población. No obstante estoy seguro, que gran parte
del conflicto fue más mediático que real; lo evidente era que el país no estaba
al borde del abismo y la lucha de los mal llamados autonomistas ni siquiera se
asemejaba a la desatada por los alteños
en octubre de 2003. ¿Entonces cuál la intención de La Razón de distorsionar los
hechos y sugerir un protectorado?
En concreto, tenemos aquí un medio de comunicación que dice
defender la democracia y los derechos humanos, que dice trabajar por el país y
su población, pero que no dudó ni dudaría en tergiversar los hechos,
distorsionar la información y apoyar el recorte de la soberanía nacional, si así
corresponde con sus intereses e intenciones.
El descuido del Derecho a
la Información
Lo cierto es que no es sólo La Razón, sino el conjunto de los
medios de comunicación empresariales, quienes cada día violan el derecho a la
información en Bolivia y, como dijimos al principio a título de defender la
libertad de expresión y de prensa. Es más, en nuestro criterio, las violaciones
son más flagrantes desde octubre de 2003, fecha en la que podríamos decir que
se inicia el proceso de cambio, que valga aclararlo, es más profundo y con
objetivos más amplios que los propugnados por el gobernante Movimiento Al
Socialismo (MAS).
Lamentablemente, nadie se atreve a poner el cascabel al gato. Aunque
el artículo 106 de la nueva Constitución Política del Estado señala que el
Estado garantiza el derecho a la información, en el 107, parágrafo II, se estipula la autoregulación de los medios
de comunicación, lo que hace que lo primero sea una simple declaración sin
efecto alguno; pues, como demuestra la experiencia de los observatorios y
comités de ética del ejercicio periodístico, la autoregulación es una mentira.
En verdad es hora de que se legisle y regule el derecho a la
información así como la libre expresión y la libertad de prensa. De tal manera
que el ejercicio de un derecho no menoscabe el ejercicio del otro, como
actualmente acontece. Camino en el cual con seguridad nos encontraremos con la
férrea oposición de los empresarios de la comunicación, de los grupos de poder
y de todos aquellos que medran de la desinformación y el manipuleo de la
información.
Publicado en Artículo Primero en enero de 2010
[1] Al parecer, los redactores de La Razón , no se percataron que con su particular
forma de ver las cosas echaban al tacho de la basura cientos de años de
evolución de la lengua española, que ha creado palabras como masacrar para
definir la comisión de “una matanza humana o
asesinato colectivos”; y masacre, para definir una “matanza
de personas, por lo general indefensas, producida por ataque armado o causa
parecida” (RAE, 2005).
[2] El protectorado es una figura de la diplomacia internacional, que
encarga a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a otros organismos
internacionales, el gobernar y administrar de forma temporal un Estado o parte
de él, que se encuentre en conflicto, con el objetivo final de convertirlo en
una sociedad democrática y liberal, respetuosa de los derechos humanos y de la
economía de mercado.
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