05 enero 2012

El 22 de enero pasado el presidente Evo Morales, lamentando que la situación de la industria petrolera boliviana no era “como (él) desearía” y aclarando que no tenía “porqué falsear la verdad”, informaba que entre los años 2000 – 2005 las transnacionales petroleras habían perforado 213 pozos y entre los años 2006 – 2011, ya con la nacionalización en marcha y YPFB refundada, se habían perforado “apenas” 94 pozos. Lamentablemente, la información presentada por el presidente, a pesar de su reparo, es completamente errada.

Los informes técnicos de YPFB anualmente registran la denominación de los pozos, el contrato al cual corresponden, la empresa operadora, la profundidad programada y alcanzada, el departamento en el que están ubicados y, lo más relevante para el asunto que abordamos aquí, el número de pozos en perforación y el número de pozos terminados. Lo que cuenta como indicador de la exploración y explotación petrolera son los pozos terminados y no los pozos en perforación; simplemente porque los primeros permiten comparar el desempeño, de una empresa o de la industria en un país, por gestión o periodo; en cambio los pozos en perforación no sirven para evaluar dicho desempeño, porque las operaciones programadas para tal fin, pueden abarcar más de dos o tres gestiones, pueden ser detenidas y/o suspendidas o, incluso, quedar abandonadas y dejar el pozo sin conclusión.

Sin embargo de esta forma, internacionalmente aceptada, de contabilizar los pozos efectivamente perforados y concluidos, los personeros de YPFB consignaron, en sus publicaciones no técnicas y en la información transferida al presidente, la suma de pozos terminados y pozos en perforación en cada gestión, consiguiendo así un resultado más alto pero erróneo respecto de la exploración y explotación hidrocarburífera en Bolivia. El extremo de este error está en que los pozos, cuyas operaciones iniciaban al final de un año y concluían al principio del otro, o aquellos cuya programación implicaba más de una gestión, fueron contabilizados más de una vez. Por ejemplo, la perforación del pozo Itaú X-2 inicio el 23 de marzo de 2000 y concluyó el 6 de junio de 2002, por ello en los informes de 2000 y 2001 figuró como pozo en perforación y en los informes de 2002 como pozo terminado, evidentemente, aunque haya diferentes registros se trata de un mismo y único pozo, sin embargo, de acuerdo con el peculiar método de los personeros de YPFB, el Itaú X-2 equivaldría a tres pozos diferentes.

Si contabilizamos sólo los pozos terminados, la cruda realidad es que en los seis años anteriores al actual periodo gubernamental se perforaron sólo 70 pozos exploratorios y 88 pozos de desarrollo, haciendo un total de 158 y no 213; y en los seis años que lleva el actual gobierno se perforaron apenas 16 pozos exploratorios y 49 pozos de desarrollo, haciendo un total de 65 pozos y no 94.

¿Por qué los personeros de YPFB Corporación divulgan datos erróneos? Me resisto a creer que se deba a ineptitud, en cambio, pienso que el apremio por mostrar resultados positivos, de una nacionalización que no es tal, los compele a cometer (digámoslo eufemísticamente) “errores convenientes” para su imagen.

El asunto planteado aquí no es trivial, y no me refiero a la validez y utilidad general de los datos estadísticos, sino al hecho de que su adecuada administración y difusión, con seguridad, haría surgir interrogantes incomodas para los actuales ejecutivos de YPFB. Por ejemplo: ¿Por qué la rimbombantemente intitulada YPFB Corporación no logra superar el desempeño habido durante la época de la capitalización? O peor, ¿por qué no logra alcanzar los estándares de la antigua YPFB, que entre 1990 – 1995, periodo de años similar al que compara el presidente, había logrado perforar 48 pozos de exploración y 120 pozos de explotación, en total 168 pozos?

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